Si bien es cierto que todas las orquídeas sanas experimentarán de vez en cuando un amarillamiento de sus hojas inferiores debido a que el follaje viejo muere, no es común ver que las hojas en su totalidad y de la parte superior se encuentren con este tipo de tonalidad amarillenta, pues las hojas de este color amarillo también pueden ser un signo de muchos problemas diferentes en tu orquídea.
La buena noticia es que no es difícil averiguar cuál de estos muchos problemas esta teniendo tu orquídea, pero claro está que hay que saber qué buscar y cómo tratarla para que sus hojas recuperen tu tono verde natural, y en este artículo, te vamos a contar las ocho causas más comunes de las hojas amarillas de las orquídeas y las soluciones para corregir estos problemas.
1. Fertilización excesiva
Uno de los principales motivos por los cuales tu orquídea puede contener hojas amarillas es porque has alimentado a tu planta en exceso, este motivo es muy común debido a que las personas no se esperan que el alimentarlas en exceso pueda contener algún problema, por lo contrario esperan que sea un mayor beneficio, pero esto no es así.
Alimentar la orquídea en exceso empezara a quemar las raíces de la planta, lo que causara un déficits en el transporte de agua y nutrientes desde la raíz a las hojas. Para evitar esto, lo que debes hacer es no alimentar a tus orquídeas de vez en cuando o empezar a utilizar un fertilizante formulado que esté destinado específicamente y únicamente para las orquídeas; también puede empezar a usar un alimento líquido balanceado, diluido a un cuarto de su fuerza, una vez cada ocho o cada diez semanas en vez de usarlo todos los días.
2. Cultivo inadecuado
La razón número uno por la cual la mayoría de las personas cuentas con orquídeas de hojas que se vuelven amarillas, es debido al uso de cualquier tipo de tierra de jardín para cultivarlas. Es importante que sepas que cultivar las orquídeas en una mezcla regular para macetas o en tierra de jardín dará como resultado que el medio de cultivo retenga el exceso de humedad y la planta empiece a contener hojas amarillas.
La mejor manera de asegurarse de que las orquídeas crezcan bien es plantarla en condiciones aptas para su beneficio, como lo es la corteza de abeto, los chips de coco de grado fino y la corteza de secoya, pues aunque no lo sepas no toda la tierra es igual, así como en el punto anterior no todos los fertilizantes funcionan de la misma manera.
También puedes empezar a usar musgo sphagnum y chips de cáscara de coco juntos, ya que estos elementos imitaran sus condiciones de crecimiento nativos , lo cual ayudaran y permitirán un mejor drenaje mientras retiene la humedad esencial que la planta necesita.
3. Riego excesivo
Muchas personas piensan que es necesario mantener la tierra de sus plantas siempre con agua, pero en el caso de las orquídeas tendrás que asegurarte de no mantener el medio de cultivo saturado todo el tiempo, es decir evitar que contengan demasiada agua.
Pues este motivo empezara a pudrir las raíces y unas raíces podridas no podrán transportar de forma adecuada los nutrientes y la agua que necesitan las hojas, lo que dará como resultado un follaje amarillo. Lo recomendado es que riegues tus plantas de orquídea manteniendo la maceta bajo un grifo lento y solo cuando el medio de cultivo se sienta seco al tacto.
4. Falta de riego
La contraparte del punto anterior también es un problema grave, no olvides que evitar el riego excesivo no es igual o índice a dejar de regar tus plantas. Pues, el riego insuficiente de una orquídea podría llevar a la planta al estrés, ¡si tus plantan también puede tener este tipo de sentimientos!, lo que causara que las raíces de tu planta se vuelvan blancas, se marchiten y se mueran, impidiéndole de forma clara el transporte de agua y nutrientes a toda la planta en general, lo que hará que las hojas se vuelvan amarillas.
La mejor manera de calcular el momento de riego en tu planta es revisar el cultivo una vez cada siete o cada ocho días durante la primavera y el verano y si al tacto se siente seco, es una buena señal de que debes regarla. Ya en temporadas como otoño e invierno lo mejor es regar tu orquídea cada trece o cada quince días, pero aún así durante el transcurso de estos días es importante que vigiles atentamente el medio de cultivo para asegurarte de que nunca se seque por completo.
5. Temperaturas frías
Las orquídeas son plantas sensibles a las fluctuaciones de temperatura, especialmente a las temperaturas frías, debido a que este tipo de plantas crecen mejor en una temperatura de 55 F (12 C) por la noche y de una temperatura de 75 F (24C) durante el día. Cualquier cosa por encima o por debajo de lo habitual y requerido por la planta puede hacer que las hojas se vuelvan amarillas.
Es por esto que lo mejor es que te asegures de que la planta nunca esté expuesta a temperaturas inferiores o mayores a las mencionadas en el parrafo anterior, además, se recomienda que las mantengas alejado de ventanas frías y ventilaciones de aire acondicionado.
6. Baja humedad
Así como en el punto anterior, no solo la baja temperatura puede afectar tus plantas sino que también la baja humedad alrededor de las orquídeas puede poner las hojas de tu planta amarillas y arrugadas. Eso se debe a que en su ambiente nativo, las plantas de orquídea crecen mejor en una humedad típica del 40 a 60 por ciento.
Lo que hace que cualquier humedad más baja que esta, cause aire seco alrededor de la planta, lo que puede estresar así como el frío y empiece a poner las hojas de tu planta amarillentas. La mejor manera de evitar este malestar y estrés en tus plantas es rociar las hojas una vez cada 2 o cada 3 días con una botella de spray.
7. Poca luz
En muchas ocasiones las personas piensa que mantener las orquídeas en sombra imitaría su entorno nativo, pero esto no es nada cierto, pues dejarla en la oscuridad terminaría exponiendo a la planta a más sombra de la requerida lo que causaría que sus hojas se marchiten y empiecen a ponerme de colores pálidos y amarillos. Debes de saber que las orquídeas crecen mucho mejor con una luz brillante e indirecta como hemos mencionado anteriormente.
8. Mucho sol
Uno de los problemas más comunes a la hora de cuidar una planta como la orquídea es mantener a la planta cerca de una ventana soleada, donde recibe todo el sol de forma directa durante todo el día, esto es un error debido a que sus hojas son muy sensibles y con el sol se volverán amarillas por las quemaduras. Lo mejor será que si los mantiene cerca de una ventana brillante, te asegures de usar un paño o pantalla de sombra para que tu planta tengo una luz indirecta.